lunes, 27 de mayo de 2013

Interminable


Cuanto más profundamente se adentraban en el Pantano de la Tristeza, tanto más torpes se hacían sus movimientos.



- Ártax -dijo Atreyu -: ¿q te pasa?

- No lo sé, señor -respondió el animal-, creo q deberíamos volver. No tiene ningún sentido. Corremos tras algo q sólo has soñado. Pero no lo encontraremos. Quizá sea de todas formas demasiado tarde. Quizá haya muerto ya la Emperatriz Infantil y todo lo q hacemos sea absurdo. Vamos a volver señor.

- Nunca me has hablado así, Ártax -dijo asombrado Atreyu-. ¿Q te pasa? ¿Estás enfermo?

- Es posible -contestó Ártax-. A cada paso q damos, la tristeza de mi corazón aumenta. Ya no tengo esperanzas, señor. Y me siento cansado, tan cansado... Creo q no puedo más.

- ¡Pero tenemos q seguir! -exclamó Atreyu- ¡Vamos, Ártax!

Le tiró de las riendas, pero Ártax se quedó inmóvil. Se había hundido ya hasta el vientre. Y no hacía nada por librarse.


- ¡Ártax! -gritó Atreyu-. ¡No puedes abandonar ahora! ¡Vamos! ¡Sal de ahí o te hundirás!

- ¡Déjame señor! - respondio el caballito-. No puedo soportar más esta tristeza. Voy a morir.



1 comentario:

  1. Artaaaaaxxxxxx!!!!!
    Dios, esto es lo más triste del cine y la literatura... No te queda duda.

    ResponderEliminar