Cuanto más profundamente se adentraban
en el Pantano de la Tristeza, tanto más torpes se hacían sus
movimientos.
- Ártax -dijo Atreyu -: ¿q te pasa?
- No lo sé,
señor -respondió el animal-, creo q deberíamos volver. No tiene
ningún sentido. Corremos tras algo q sólo has soñado. Pero no lo
encontraremos. Quizá sea de todas formas demasiado tarde. Quizá
haya muerto ya la Emperatriz Infantil y todo lo q hacemos sea
absurdo. Vamos a volver señor.
- Nunca me has hablado así, Ártax
-dijo asombrado Atreyu-. ¿Q te pasa? ¿Estás enfermo?
- Es
posible -contestó Ártax-. A cada paso q damos, la tristeza de mi
corazón aumenta. Ya no tengo esperanzas, señor. Y me siento
cansado, tan cansado... Creo q no puedo más.
- ¡Pero tenemos q
seguir! -exclamó Atreyu- ¡Vamos, Ártax!
Le tiró de las
riendas, pero Ártax se quedó inmóvil. Se había hundido ya hasta
el vientre. Y no hacía nada por librarse.
- ¡Ártax! -gritó
Atreyu-. ¡No puedes abandonar ahora! ¡Vamos! ¡Sal de ahí o te
hundirás!
- ¡Déjame señor! - respondio el caballito-. No puedo
soportar más esta tristeza. Voy a morir.
Artaaaaaxxxxxx!!!!!
ResponderEliminarDios, esto es lo más triste del cine y la literatura... No te queda duda.