sábado, 27 de abril de 2013

Ruinas de otro tiempo


Empezaba a amanecer. Ella hablaba sin parar, como siempre. Él sólo la escuchaba y veía como se movía y gesticulaba. Era como si esperase su turno.

La luz del sol empezó a hacer su aparición colándose por aquellas ruinas de otro tiempo. Ella se había levantado para contar alguna historieta y la luz empezaba a iluminarla. Estaba preciosa, aunque su maquillaje denotaba que llevaban toda la noche recorriendo la ciudad.

Él no supo en que momento pasó pero se había levantado y caminaban de la mano. No era el estilo de ninguno y la verdad no estaba seguro de quien lo había iniciado, pero se sentía bien. Era consciente de que podía ser la última noche que estuvieran juntos y no se iba a preocupar por eso, haría lo que le apeteciese hacer.

De pronto se dió cuenta de que ella se había parado y miraba el amanecer, temblaba. "Tengo frío" susurró. No estaba seguro de que temblase solo por el frío, pero la verdad es que aunque aun era verano hacía demasiado. Él no tenía  nada que ofrecerle, así que la abrazó. Ella hundió la cabeza en su pecho y ronroneo como un gatito, le gustaba sentirse protegida.

El sol siguió apareciendo en horizonte mientras se abrazaban. Ella se separó para decir cualquier cosa, los silencios no eran lo suyo. Y él decidió que era el momento de besarla. La miró a los ojos durante unos instantes. Ella se dió cuenta y se calló. Puso entonces esa expresión que a él tanto le gustaba. Como la de un gatito asustado y emocionado a la vez. La besó, y aunque no fué el último beso, fué de los mejores.

viernes, 19 de abril de 2013

La cena tendrá que esperar

Entró por la puerta mientras se recogía el pelo mojado. Había estado nadando en el río, era uno de esos extraños días de verano en los que el agua está solo un poco fría y puedes hacerlo. El bañador no se le había secado del todo y aún mojaba su vestido blanco. Se sacó las alpargatas - bueno, realmente las lanzó por los aires mientras canturreaba una canción, no sabía donde habían caído y sabía que fuera donde fuera, se ganaría una cara de desaprobación-.

Era hora de cenar así que cogió el delantal y empezó a moverse por la cocina de forma desordenada, cogiendo cosas de aquí y de allá. Era como le gustaba cocinar. Puso la lista de reproducción a todo volumen y empezó a gritar canciones...ya está, se había olvidado de todo.

No le escuchó entrar. No sabía cuanto tiempo llevaba en la cocina observándola, solo sintió su mano rodeándole la cintura y como apoyaba la barbilla en su hombro después de besárselo. Ella sonrió sin mirarlo. Terminó de remover algo en un olla, mientras sentía su mano bajando por sus muslos hasta empezar a levantarle el vestido. Intentó hacerse la interesante, como si no estuviese deseando darse la vuelta y besarle. Él seguía subiendo su mano acariciándole el interior de los muslos muy suavemente. Supongo que no encontró sentido a contenerse más. Se dio la vuelta y le besó. Supongo que la cena tendría que esperar.

jueves, 11 de abril de 2013

Amigos fantasmas o el limbo de las relaciones

Es curiosa la manera en la que nos relacionamos con los demás. Un día conoces a alguien y nunca sabes hasta donde puede llegar vuestra relación. Lo más probable es que se quede en eso, un simple encuentro fugaz y oportuno que te reporte mayor o menor satisfacción. Puede que lo agregues al facebook si te ha caído especialmente en gracia o si es una relación laboral. Y es que ahí está el problema, en clasificar las relaciones.

Cuando conoces a alguien, puede que llegue a ser importante para ti o puede que no, puede que sea tu compañero de trabajo, el chico guapo del bar donde paras siempre (bueno o la chica), puede convertirse en tu colega o en tu amigo, si realmente se tercia. Si mezclamos el sexo puede convertirse en un amante puntual, ocasional, temporal...e incluso puede pasar a ser un amigo o un colega (bueno también puede llegar a ser un enemigo). Pero aquí viene el problema, ¿Qué pasa cuando una de esas personas se convierte en un amante, un amigo y de alguna forma en un enemigo? Es decir, que pasa cuando conoces a alguien con el que instantáneamente congenias, os contáis cosas, os lo pasáis bien juntos, compartís momentos realmente destacables y de pronto, !Zas¡ El sexo, el amor, el cariño...(podéis llamarlo como queráis) entra en acción. Y vosotros diréis, ¿Cúal es el problema en eso? pues a priori ninguno. Pero imaginaros que si que lo haya, que los astros se hayan alineado de tal manera que esa relación sea total y absolutamente imposible, bueno digamos improbable (no me gustan los imposibles).

En este punto, es cuando entras en el limbo de las relaciones. Porque si no podéis ser amantes, ser amigos es altamente difícil, y a veces, absurdo. Porque, ¿Cómo dominas las ganas de besar a alguien a quien deseas? No se puede, simplemente volverá a ocurrir. Así que debéis dejar de ser amigos, lo cual es altamente difícil, porque, ¿Cúantas veces al día quieres comentarle algo a una persona con la que lo has compartido todo? La respuesta es, casi todo el **** tiempo. Y ahí es cuando empezáis a convertiros en enemigos. No enemigos de los que se odian, ni de los que intentan joderse unos a otros. Os convertís en enemigos de vuestra relación, intentando evitar situaciones, intentando olvidaros a toda costa, intentando pensar que no fue para tanto...

Así que llegas a un punto en el que tienes un amante al que no puedes amar, un amigo que no es un amigo y un enemigo que tampoco lo es tanto. Y mi pregunta es ¿Cómo defines a una persona como esta? Yo los denomino "Amigos Fantasma" y son aquellas personas que verás por la calle y saludarás con la mano o no saludarás, porque ahora sois enemigos o extraños. Son aquellos que mirarás por el rabillo del ojo deseando que esté haciendo lo mismo, porque sigue habiendo química. Son aquellos a los que recordarás por lo menos una vez al día, porque te gustaría contarle algo. Esos, son los amigos fantasma.


viernes, 5 de abril de 2013

Historias acabadas sin final...

Se giró buscando el lado frío de la almohada. Había dado tantas vueltas aquella noche, que no sabía si quedaría alguna parte fresca. Llevaba varios meses así, supo que se acercaba otra larga noche de insomnio. Empezaría a darle vueltas a historias acabadas sin final y llegaría un momento, en el que algo en su interior le diría que podía rectificar, que estaba a tiempo de cambiar los estatutos. Pero como siempre se acabaría dando cuenta de que no era cierto, ya no.

Ella queria ser SU chica y eso no era posible. Daba igual las vueltas que le diese o como intentase convencerse de que podría soportarlo. El punto, es que ya no quería soportarlo. Porque ella quería ser SU chica y no eso en lo que se había convertido. No quería ser la otra chica, ni la chica por la que abandonase a alguien, no quería ser por la que truncó sus planes, no queria ser a la que reprocharle algo...ella no queria ser su blue valantine...


miércoles, 3 de abril de 2013

Domesticar significa "crear lazos"




Fue entonces que apareció el zorro:
- Buen día - dijo el zorro.
- Buen día – respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie.
- Estoy aquí – dijo la voz –, bajo el manzano...
- Quién eres ? – dijo el principito. – Eres muy bonito...
- Soy un zorro – dijo el zorro.
- Ven a jugar conmigo – le propuso el principito. – Estoy tan triste...
- No puedo jugar contigo – dijo el zorro. – No estoy domesticado.
- Ah! perdón – dijo el principito.
Pero, después de reflexionar, agregó:
- Qué significa "domesticar" ?
- No eres de aquí – dijo el zorro –, qué buscas ?
- Busco a los hombres – dijo el principito. – Qué significa "domesticar" ?
- Los hombres – dijo el zorro – tienen fusiles y cazan. Es bien molesto ! También crían gallinas. Es su único interés. Buscas gallinas ?
- No – dijo el principito. – Busco amigos. Qué significa "domesticar" ?
- Es algo demasiado olvidado – dijo el zorro. – Significa "crear lazos..."
- Crear lazos ?
- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo...
- Comienzo a entender - dijo el principito.
......................
Pero el zorro volvió a su idea:
- Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira ! Ves, allá lejos, los campos de trigo ? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste ! Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces será maravilloso cuando me hayas domesticado ! El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...
El zorro se calló y miró largamente al principito:
- Por favor... domestícame ! – dijo.
.....................
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:
- Ah! - dijo el zorro... - Voy a llorar.
- Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.
- Claro – dijo el zorro.
- Pero vas a llorar ! – dijo el principito.
- Claro – dijo el zorro.
- Entonces no ganas nada !
- Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.
...............
- Adiós – dijo...
- Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.