viernes, 19 de abril de 2013

La cena tendrá que esperar

Entró por la puerta mientras se recogía el pelo mojado. Había estado nadando en el río, era uno de esos extraños días de verano en los que el agua está solo un poco fría y puedes hacerlo. El bañador no se le había secado del todo y aún mojaba su vestido blanco. Se sacó las alpargatas - bueno, realmente las lanzó por los aires mientras canturreaba una canción, no sabía donde habían caído y sabía que fuera donde fuera, se ganaría una cara de desaprobación-.

Era hora de cenar así que cogió el delantal y empezó a moverse por la cocina de forma desordenada, cogiendo cosas de aquí y de allá. Era como le gustaba cocinar. Puso la lista de reproducción a todo volumen y empezó a gritar canciones...ya está, se había olvidado de todo.

No le escuchó entrar. No sabía cuanto tiempo llevaba en la cocina observándola, solo sintió su mano rodeándole la cintura y como apoyaba la barbilla en su hombro después de besárselo. Ella sonrió sin mirarlo. Terminó de remover algo en un olla, mientras sentía su mano bajando por sus muslos hasta empezar a levantarle el vestido. Intentó hacerse la interesante, como si no estuviese deseando darse la vuelta y besarle. Él seguía subiendo su mano acariciándole el interior de los muslos muy suavemente. Supongo que no encontró sentido a contenerse más. Se dio la vuelta y le besó. Supongo que la cena tendría que esperar.

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