jueves, 5 de marzo de 2015

Un rosario, un jersey azul y tres marcos de fotos

Recogió los últimos objetos y cerró la bolsa. Miró a su alrededor buscando algo que le hiciera quedarse mas tiempo allí. No lo había. Se colocó el abrigo y salió por la puerta. 

En aquella bolsa llevaba todo lo que le recordaría a ella: un rosario, su jersey azul y tres marcos de fotos. No la había visto en mucho tiempo pero hablaban todos los días. Se había quejado toda la vida de que era una pesada con las llamadas. Ahora, daría lo que fuera por ver aquella sonrisa en la pantalla del teléfono.

Siempre había tenido un lugar al que volver si las cosas se ponían difíciles. Siempre le esperaban unos huevos con patatas en la mesa si alguna ruptura había hecho estragos. Siempre podía acurrucarse en sus piernas las tardes de Navidad y sentirse a salvo. Siempre hasta ayer a las 3:47 de la madrugada.

Ahora ya no tenía ningún lugar al que volver y no ser, ni aparentar nada. Ella se había ido y se lo había llevado. Ahora solo tenía un rosario, un jersey azul y tres marcos de fotos.