lunes, 4 de febrero de 2013

Tu no puedes, yo si...just breath, baby


Me siento como, puedo afirmarlo con seguridad, no me he sentido nunca.
Me siento entendiendo lo que otros sentían. Siento eso que nunca sentí y me siento infravalorada.
Siento que lo nuestro fue importante e inmenso, intenso, duro y apasionado. Sin embargo, para tí
nunca fue público para los tuyos, para tu familia, para tu casa.
Siento que el que llega ya forma de tu familia con el rango que merece, con todas las letras. Mientas
yo siempre seré la amiga que nunca tuvo claro su lugar y que todos aceptaban pero no se atrevieron,
ni te atreviste, a presentarme como lo que era.
Siento que ha ocupado el sitio con tus amigos. El sitio “tradicional”. El de salir en pareja y practicar
deporte con el novio de tu amiga.
Mientras yo, solo era yo. Y era la pareja perfecta para ir a comprar ropa interior. Y para entenderte y
para sentir lo mismo que tú.
Siento que fuiste tú la que me atrapaste. Y que yo consentí cortarme las alas.
Pero siento, que me podrían volver a crecer en cualquier momento, y siento que podría hacerlo
perfectamente a tu lado.
A veces dices tantas tonterías que tengo ganas de besarte y callarte la boca. Tú me quieres pero no
me amas. Yo echo de menos decir “Te amo” y cada vez que quiero hacerlo lo sustituyo por un
emoticono en nuestras nuevas conversaciones digitales.
Me “satisface” que pienses en mí y que me eches de menos, sin embargo me corroe que me digas
“buenas noches preciosa” con otra persona tumbada a tu lado, y en mi lado.
No sé si quiero verte cada día o no verte jamás. No sé si quiero saber de tí u obviar tu existencia.
Siento que yo sin tí no puedo respirar, pero siento que sólo por tí tengo ganas de llorar.
Sé que no me dejaste por él. Sé que nos atrapamos. También sé que podríamos haber cambiado.
Pero también sé, y creo sin duda, que es lo que más me corrompe, que él ocupa el sitio que debería
haber ocupado yo y nunca ocupé. El sitio. Con las cosas llamadas por su nombre.
Hablas con tu madre de él, de una forma de la que jamás le hablaste de mí. Suerte que tu madre
nunca fue nada tonta. Y eso me parte en dos. Porque creí que lo nuestro era diferente.
Siento que no puedo estar con nadie más.
Y siento que me parece imposible que nunca más vayamos a volver a estar juntas. Pienso en tantas
parejas que han tenido idas y vueltas a lo largo de los años y al final han acabado juntas, y tengo fé.
Pero también sé, que tú nunca reculas. Nunca.
Siento que ya has olvidado este (para tí) pasado. Y que lo percibes como una experiencia sin más,
cómo “mira qué locura hice”. Y siento como si me negases. Porque no soy lo “normal”.
Pero has de saber que tienes más pasado que yo, y has de recordar todas esas cosas que te han
marcado y echarle valor a la vida. Nunca pensé que fueras de esas que se conformara con lo normal
y no aceptara lo que le pasa. Tampoco pensé que yo fuera una de esas que recriminan esto. Pero
ahora entiendo lo que se siente.
Me siento con ganas de volar pero atada al suelo.
Me siento decepcionada y frustrada. Y sé que me necesitas tanto como yo a tí, porque me lo dices y
me insistes. No me digas que esto no es amor.
Quiero que seas feliz y quiero que sufras. Quiero que me necesites más todavía y negarte mi mano.
Quiero que te des cuenta. Pero has de hacerlo tu sola. Y sé que debo tener paciencia. Porque verás
que nadie te cuida como yo y nadie hará todo lo que he hecho yo por tí.
Pero no te darás cuentas hasta que no tengas el valor de dormir sola.


2 comentarios: