viernes, 22 de noviembre de 2013

Sin peones para volver

Vio caer al alfil. Llevaba un rato rondándola. Había estado cerca esta vez. Giró la cabeza y analizó el tablero. Aun había demasiados adversarios y sería difícil acabar con todos. Miró de reojo hacia atrás. El rey seguía en su puesto, altivo, seguro, controlando el tablero, supervisando que todos se moviesen como el quería.

Ella estaba allí para protegerlo, pero no estaba recibiendo mucha ayuda y no iba a poder seguir paseándose como si todo estuviese bajo control. En algún momento bajaría la guardia y acabarían con ella. Además sabía que,  si llegaba el momento, él la sacrifica para salvarse de nuevo. Siempre había sido así. A pesar de todo no iba a rendirse, ella no se merecía morir, había luchado por su rey en demasiadas ocasiones.

Tenía miedo de su reacción pero no podía dominarlo, al fin al cabo era el rey. Si él decidía prescindir de ella, el juego acabaría para los dos. Ya no había peones para volver.

El caballo hizo su movimiento y valoró sus opciones.

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